Una de las figuras más destacadas del período central del S.XX de las letras gallegas, a pesar de haber quedado semiolvidado. Estudió derecho y filosofía y letras en Santiago. Después, en 1931, estuvo becado en la Universidad de Lyon, ampliando estudios. Durante su época de estudiante, militó en la Federación Universitaria Escolar. Autor de una monumental Guía de Galicia, que se convirtió en un clásico, y de libros no menos interesantes como Viaje por los montes y chimineas de Galicia, escrito en colaboración con su amigo Álvarocunqueiro. Además, ejerció el periodismo en medios destacados, siendo director de El Pueblo Gallego, editado en Vigo. Pese al cliché de falangista que se le adjudicó, en realidad, fue carlista, un carlista crítico no sólo con su propio partido, sino también con el régimen de Franco, época en la que defendió arduamente el uso del gallego ante Juan Aparicio, el temible director general de prensa, que consideraba un snobismo que Ramón Piñeiro y Celestino Fernandez de la Vega escribiesen sobre Martin Heidegger en gallego. Su obra poética es igualmente importante, destacando Mar del Sol, poemas de un diario a bordo (1940). Le siguen en importancia los poemas de guerra, titulados Altura, quizá uno de los escritos más valiosos de los poetas gallegos del bando nacional sobre la guerra civil. Es una obra teñida de desesperanza: "El viento gallego canta sonoro, comienza en el poema Galicia, pero extraño en su agonía de cementerios", y de dureza: "Nosotros os combatimos fieramente... por eso, precisamente, os amamos", escrito en A vosotros, obreros rojos. También es importante Tempo de outono e outros poemas, publicado en Vigo en 1964.
En 1971 publicó su segundo y último libro en gallego, Memorias dunha terra, volumen de relatos en prosa que se aproxima a la autobiografía, pero que, en realidad, presenta los recuerdos de infancia y primera juventud de un autor en plena madurez.
viernes, 11 de marzo de 2011
viernes, 4 de febrero de 2011
LITERAT
La literatura del Antiguo Egipto que ha perdurado y nos muestra su esplendor, se ha conservado gracias a dos motivos: que parte de ella está grabada en templos y tumbas, y que los papiros que la recogen se guardaron dichas tumbas, protegiéndolos. La literatura egipcia alcanzó su cénit con la Historia de Sinuhé y los Textos de los Sarcófagos.
Hay tres tipos básicos de escritura: jeroglífica, hierática y demótica, esta última correspondiente al periodo tardío del antiguo Egipto. Los documentos más antiguos conocidos fueron encontrados en la tumba del soberano predinástico Horus Escorpión, hallada el año 1997 en Umm el-Qaab, Abidos, datados mediante carbono-14 entre 3300 y 3200 a. C., y la última está datada: el 24 de agosto de 394, en el templo de Isis, en Filé.
También existe una amplia colección de papiros con textos técnicos y médicos, como el Papiro Kahun sobre matemáticas, aunque los hay de literatura recreativa, como el Papiro Westcar que contiene una colección de cuentos de la Dinastía IV. Se conservan la Historia del habitante del oasis y la Disputa entre un hombre y su ba, conocida también como Diálogo del desesperado de la vida con su alma (siglo XXI a. C.). Este último texto parece ser una muestra de un género literario muy antiguo (hay expresiones semejantes en un escritor algo anterior, Ipuur); ecos de este género resuenan en el muy posterior Libro de Job hebreo. El desesperado expone las amarguras de la vida y su alma trata de rebatirlo exponiéndole las bondades de la misma. Por el contrario, el Canto del arpista, grabado en numerosas tumbas de la época, se identifica con el alma y busca una evasión a estas amarguras.
Los autores de la literatura de los Imperios Antiguo y Medio (mediado el segundo milenio a. C.) parecen haber sido una élite de la clase administrativa, y fueron celebrados en el Imperio Nuevo (al final del segundo milenio).
Durante el Primer periodo intermedio de Egipto, fundándose en los Textos de las Pirámides, surgieron los Textos de los Sarcófagos y, finalmente, la literatura del Más Allá produjo su obra más célebre, el Libro de los Muertos, durante el Imperio Nuevo, época en la que se escribieron también los Papiros de Berlín. El Imperio Nuevo fue el siglo de oro de la literatura egipcia. Entre los textos notables se incluyen la Profecía de Neferti, las Instrucciones de Amenemhat, La Historia de Sinuhé, la del Marinero náufrago, datada hacia el siglo XVIII a. C. y que parece ser el antecedente no sólo de la historia de Ulises entre los feacios que se muestra en la Odisea de Homero, sino de la historia de Simbad que aparecerá más reelaborada en las Mil y una noches; la del Campesino elocuente, o el relato de la toma de Yapu (Jaffa).
Las instrucciones llegaron a ser un género literario popular en el Imperio Nuevo, tomando la forma de consejos para seguir la conducta apropiada. La Historia de Unamón, el Poema de Pentaur y las Instrucciones de Anos son los ejemplos más conocidos de este período.
Durante el período grecorromano (332 a. C. a 639), la literatura egipcia fue traducida a otros idiomas, y la grecorromana se fundió con el arte nativo en un nuevo estilo de escritura. De este período viene la Piedra de Rosetta, que llegó a ser el texto clave para poder descifrar los misterios de la antigua escritura egipcia.
Diodoro de Sicilia refiere la existencia de la biblioteca de un faraón que él denomina Osymandyas (probablemente, Ramsés II), que estaba en la ciudad de Luxor, donde los exploradores Champollion y Wilkinson descubrieron indicios de una biblioteca que debió existir en el siglo catorce adC.
La ciudad de Alejandría se jactó de su famosa Biblioteca, de entre 400.000 y 700.000 rollos escritos a mano, que era la más grande del mundo. Fue fundada a principios del siglo III a. C., durante el reinado de Ptolomeo II, después que su padre hubiera creado el Templo de las Meditaciones o Museo. La organización inicial es atribuida a Demetrius Phalereus, pero apenas se le conoce, de tantos volúmenes sólo nos quedan títulos que indican lo mucho que se perdió. En el centro de estudios de Alejandría se elaboró la traducción al griego de la Biblia hebrea, la Septuaginta.
La literatura del Antiguo Egipto que ha perdurado y nos muestra su esplendor, se ha conservado gracias a dos motivos: que parte de ella está grabada en templos y tumbas, y que los papiros que la recogen se guardaron dichas tumbas, protegiéndolos. La literatura egipcia alcanzó su cénit con la Historia de Sinuhé y los Textos de los Sarcófagos.
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[editar] Idioma
El idioma egipcio antiguo, que es una rama de la familia de idiomas afro-asiáticos, estuvo entre los primeros idiomas escritos, y se conoce por inscripciones jeroglíficas preservadas en monumentos y hojas de papiro. El copto, el único idioma descendiente del egipcio, es en la actualidad el lenguaje litúrgico de la Iglesia copta. El "Koiné", un dialecto del idioma griego, fue hablado en Alejandría durante la época ptolemaica, utilizado en la administración, en ambientes filosóficos y culturales, siendo posteriormente estudiado por eruditos árabes. A partir del siglo VII, los invasores árabes imponen su lengua, que perdura hasta hoy.[editar] Sistemas de escritura
Artículo principal: Jeroglífico
Los jeroglíficos fueron un sistema de escritura ideado y utilizado por los antiguos egipcios desde la época predinástica hasta el siglo IV, y representan tanto ideogramas como fonogramas.Hay tres tipos básicos de escritura: jeroglífica, hierática y demótica, esta última correspondiente al periodo tardío del antiguo Egipto. Los documentos más antiguos conocidos fueron encontrados en la tumba del soberano predinástico Horus Escorpión, hallada el año 1997 en Umm el-Qaab, Abidos, datados mediante carbono-14 entre 3300 y 3200 a. C., y la última está datada: el 24 de agosto de 394, en el templo de Isis, en Filé.
[editar] Literatura
La literatura egipcia antigua se remonta al Imperio Antiguo, en el tercer milenio a. C. La literatura religiosa se conoce mejor, por sus himnos a varios dioses y sus textos funerarios. La obra literaria más antigua que nos ha llegado la forman los Textos de las Pirámides: la mitología y los rituales inscritos en las cámaras funerarias de las pirámides de varios faraones del Imperio Antiguo. Más tarde, surge la literatura de textos seculares, como los "textos sapienciales", en forma de instrucción filosófica. Las Instrucciones de Ptahhotep, por ejemplo, es una colección de proverbios morales escritos por un cortesano egipcio.También existe una amplia colección de papiros con textos técnicos y médicos, como el Papiro Kahun sobre matemáticas, aunque los hay de literatura recreativa, como el Papiro Westcar que contiene una colección de cuentos de la Dinastía IV. Se conservan la Historia del habitante del oasis y la Disputa entre un hombre y su ba, conocida también como Diálogo del desesperado de la vida con su alma (siglo XXI a. C.). Este último texto parece ser una muestra de un género literario muy antiguo (hay expresiones semejantes en un escritor algo anterior, Ipuur); ecos de este género resuenan en el muy posterior Libro de Job hebreo. El desesperado expone las amarguras de la vida y su alma trata de rebatirlo exponiéndole las bondades de la misma. Por el contrario, el Canto del arpista, grabado en numerosas tumbas de la época, se identifica con el alma y busca una evasión a estas amarguras.
Los autores de la literatura de los Imperios Antiguo y Medio (mediado el segundo milenio a. C.) parecen haber sido una élite de la clase administrativa, y fueron celebrados en el Imperio Nuevo (al final del segundo milenio).
Las instrucciones llegaron a ser un género literario popular en el Imperio Nuevo, tomando la forma de consejos para seguir la conducta apropiada. La Historia de Unamón, el Poema de Pentaur y las Instrucciones de Anos son los ejemplos más conocidos de este período.
Durante el período grecorromano (332 a. C. a 639), la literatura egipcia fue traducida a otros idiomas, y la grecorromana se fundió con el arte nativo en un nuevo estilo de escritura. De este período viene la Piedra de Rosetta, que llegó a ser el texto clave para poder descifrar los misterios de la antigua escritura egipcia.
[editar] Biblioteca
Existían bibliotecas en los templos, concretamente las denominadas casas de la vida, donde se guardaba (y ocultaba, si se juzgaba necesario) el saber.Diodoro de Sicilia refiere la existencia de la biblioteca de un faraón que él denomina Osymandyas (probablemente, Ramsés II), que estaba en la ciudad de Luxor, donde los exploradores Champollion y Wilkinson descubrieron indicios de una biblioteca que debió existir en el siglo catorce adC.
La ciudad de Alejandría se jactó de su famosa Biblioteca, de entre 400.000 y 700.000 rollos escritos a mano, que era la más grande del mundo. Fue fundada a principios del siglo III a. C., durante el reinado de Ptolomeo II, después que su padre hubiera creado el Templo de las Meditaciones o Museo. La organización inicial es atribuida a Demetrius Phalereus, pero apenas se le conoce, de tantos volúmenes sólo nos quedan títulos que indican lo mucho que se perdió. En el centro de estudios de Alejandría se elaboró la traducción al griego de la Biblia hebrea, la Septuaginta.
viernes, 21 de enero de 2011
biblioteca de pergamos
Ahora queremos poneros un pequeño fragmento de la Biblioteca de Pergamos.
Los reyes de Pérgamo fueron coleccionistas de arte y otros temas y sobre todo bibliófilos y tuvieron una gran preocupación por la cultural (como los ptolemicos en Egipto). Su gran preocupación fue convertir su capital Pérgamo en una ciudad como Atenas en la época de Pericles.
El rey de Pérgamo AtaloI Sóter fue el fundador de la biblioteca y su hijo EumenesII fue el que la agrandó y fomentó; llegó a acumular hasta 200.000 volúmenes (otras fuentes hablan de 300.000). Allí se estableció una escuela de estudios gramaticales, como había sucedido en Alejandría, pero con una corriente distinta. Mientras en Alejandría se especializaron en ediciones de textos literarios y crítica gramatical, en Pérgamo se inclinaron más a la filosofia, sobre todo a la filosofía estoica, a la búsqueda de la lógica, en lugar de hacer análisis filologica.
Los volúmenes de Pérgamo eran copiados en un material llamado pergamino porque fue inventado y ensayado precisamente en esta ciudad. Al principio los libros eran de papiro pero según una leyenda , Alejandría dejó de abastecer a Pérgamo de esta materia, por cuestiones políticas y de rivalidad, y Pérgamo tuvo que ingeniárselas de otra manera. Los historiadores aseguran que la elección de pergamino fue completamente voluntaria y por el hecho de ser éste un material más acomodadizo y duradero.
Parece ser que en esta biblioteca se guardaron como un gran tesoro y durante cien años los manuscreitos de Aristóteles, sin hacer ediciones y sin publicarse. Sólo cuando llegaron a Roma y bajo la insistencia y el empeño del político y escritor Cicerón se procedió a editarlos y darlos a conocer no sólo a los estudiosos de las bibliotecas sino a todo el que quisiera leerlos.
En el año 47 a. C. ocurrió el incendio de Alejandría y parte de su biblioteca, a raíz de los enfrentamientos por mar entre el ejército egipcio y Julio César. Según narra Plutarco en sus Vidas paralelas, más tarde, como recompensa por las pérdidas, Marco Antonio habría mandado al Serapeo de Alejandría los volúmenes de la biblioteca de Pérgamo, que ya había sido saqueada con anterioridad por causa de las luchas políticas que hubo en Asia Menor en aquellos años. Éste fue el fin de la segunda gran biblioteca de la Antigüedad
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La Biblioteca de Pérgamo fue en la antiguedad la segunda en importancia después de la de Alejandria. Ambas compitieron por un tiempo en calidad, número de volúmenes e importancia. Lo poco que se conoce sobre esta biblioteca es lo que aportó el escritor y viajero romano Plinio el Viejo en su obra historia naturalLos reyes de Pérgamo fueron coleccionistas de arte y otros temas y sobre todo bibliófilos y tuvieron una gran preocupación por la cultural (como los ptolemicos en Egipto). Su gran preocupación fue convertir su capital Pérgamo en una ciudad como Atenas en la época de Pericles.
El rey de Pérgamo AtaloI Sóter fue el fundador de la biblioteca y su hijo EumenesII fue el que la agrandó y fomentó; llegó a acumular hasta 200.000 volúmenes (otras fuentes hablan de 300.000). Allí se estableció una escuela de estudios gramaticales, como había sucedido en Alejandría, pero con una corriente distinta. Mientras en Alejandría se especializaron en ediciones de textos literarios y crítica gramatical, en Pérgamo se inclinaron más a la filosofia, sobre todo a la filosofía estoica, a la búsqueda de la lógica, en lugar de hacer análisis filologica.
Los volúmenes de Pérgamo eran copiados en un material llamado pergamino porque fue inventado y ensayado precisamente en esta ciudad. Al principio los libros eran de papiro pero según una leyenda , Alejandría dejó de abastecer a Pérgamo de esta materia, por cuestiones políticas y de rivalidad, y Pérgamo tuvo que ingeniárselas de otra manera. Los historiadores aseguran que la elección de pergamino fue completamente voluntaria y por el hecho de ser éste un material más acomodadizo y duradero.
Parece ser que en esta biblioteca se guardaron como un gran tesoro y durante cien años los manuscreitos de Aristóteles, sin hacer ediciones y sin publicarse. Sólo cuando llegaron a Roma y bajo la insistencia y el empeño del político y escritor Cicerón se procedió a editarlos y darlos a conocer no sólo a los estudiosos de las bibliotecas sino a todo el que quisiera leerlos.
En el año 47 a. C. ocurrió el incendio de Alejandría y parte de su biblioteca, a raíz de los enfrentamientos por mar entre el ejército egipcio y Julio César. Según narra Plutarco en sus Vidas paralelas, más tarde, como recompensa por las pérdidas, Marco Antonio habría mandado al Serapeo de Alejandría los volúmenes de la biblioteca de Pérgamo, que ya había sido saqueada con anterioridad por causa de las luchas políticas que hubo en Asia Menor en aquellos años. Éste fue el fin de la segunda gran biblioteca de la Antigüedad
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